¿Qué tienen en común las cremalleras, las toallitas húmedas, el acero inoxidable o los sistemas de comunicación por radio entre los pilotos y las torres de control? Todos fueron inventos que surgieron y se popularizaron hace un siglo, durante la Primera Guerra Mundial. Un siglo después, el mundo ha pasado de sufrir la primera Guerra a nivel global a la primera pandemia globalizada. En aquel momento, estos inventos que he nombrado y muchos más pasaron a cambiar nuestras vidas.
Hoy no hay bombas ni balas, pero sufrimos un confinamiento que jamás habíamos vivido. Esta “raralidad” que vivimos está despertando la creatividad y la solidaridad tanto de personas como de muchas marcas, que apoyan cada día para ayudar y volver a la normalidad lo antes posible. Se está despertando nuestro lado más humano cada día desde miles y miles de balcones. Estamos volviendo a tener tiempo de leer, de jugar con nuestros hijos en casa, de pensar, de descubrir cursos de todo tipo o tablas de gimnasia o yoga en Youtube…
Estoy seguro de que tras esta situación que nos ha tocado vivir las cosas no serán del todo igual. ¿Cuando esto acabe recordaremos a aquellas marcas que se involucraron más durante el COVID-19? ¿El consumidor valorará aún más la huella que deja cada marca en la sociedad, el medioambiente…? ¿El distanciamiento social o la obsesión por la limpieza crearán nuevas oportunidades? A raíz de esto ya hay inventos anticoronavirus como el pomo de puerta que se limpia solo y evita contagios, el gancho higiénico para abrir puertas sin tocarlas, las cápsulas de seguridad para bebés que incluye una cabina sellada con purificador de aire, respiradores artificiales que pueden crearse en cuestión de horas gracias a la impresión 3D partiendo de gafas de buceo o la muñequera para reducir gestos compulsivos como el rascado de piel, morderse las uñas y tocarse el pelo… La impresión 3D y el software de alta tecnología están permitiendo que empresas grandes y pequeñas produzcan los dispositivos más rápidamente que nunca.
A esto me gustaría añadir la agilidad y visión de grandes empresas como SEAT, que en pocos días ha sido capaz de adaptarse para producir respiradores en su fábrica. Está claro que las turbulencias mundiales ayudan a impulsar nuevos productos gracias a la creatividad y la innovación. Y el mundo post-COVID19 nos dejará una nueva realidad, donde espero que esa solidaridad y esa creatividad mostrada sean actitudes que hayan despertado para quedarse.
Un artículo de Chema Alonso, Creative Content and Brand Experience Director, para Control Publicidad
