Metaverso y NFTs. Una irrupción estrepitosa:
Cada cierto tiempo, alguna nueva plataforma, aplicación o tecnología irrumpe estrepitosamente y revoluciona nuestra tranquilidad profesional; aunque es innegable que últimamente dicha tranquilidad es casi utópica. Entonces, todas las conversaciones adoptan un tono nervioso para tratar de resolver la pregunta clave: ¿Y qué podemos hacer con [inserte aquí plataforma, aplicación o tecnología]?
Véase: principios del 2021, Club House. Todos nos pusimos un poquito nerviositos por entender cómo funcionaba y cuál era la mejor forma de entrar (¿Y qué pasó?).
Principios del 2022, Metaverso. A diferencia del anterior, es un entorno (no una app) y su irrupción mainstream viene respaldada por una de las grandes. Pero sí que se repite el patrón de que nos ponemos todos un poco nerviositos por entender cuanto antes mejor (antes que el resto) cómo podemos entrar y capitalizar ese espacio.
¿Por qué Metaverso y NFTs van de la mano?
Me atreveré a definir el fenómeno del Metaverso como el resultado de la unión entre un producto marketiniano y dimensional.
El primero, porque, al fin y al cabo, ya hace años que experimentamos con crear un alter ego en otros entornos digitales. Nos vendrá a la mente por lo menos Second Life, donde a través de nuestro avatar podíamos crear una vida paralela y virtual. Con el renombramiento de Facebook a Meta, toda una declaración de intenciones, la popularidad del concepto ha sido catapultada al estrellato. Metaverso literalmente significa “Más allá de este universo”, para encontrar uno que sea más completo, más trascendental.
Y dimensional porque por el momento lo que estamos viendo es la primera capa de un entorno que se espera ofrezca grandes oportunidades de desarrollo, a través de la posibilidad de monetización de sus productos/servicios/entornos creados por usuarios y marcas.
Para que esto sea posible, hace falta una estructura económica con una envergadura como si de la realidad se tratase, donde entran en juego economías descentralizadas y basadas en el blockchain, las cryptomonedas y los non-fungible-tokens (NFTs), en especial Etherium, en cuya blockchain están creadas la mayoría de metaversos. Lo cierto es que no son pocas las voces expertas que vaticinan que la combinación de las cryptomonedas y metaversos es preocupante, pues se puede convertir en una herramienta perfecta para huir de todo tipo de controles. Veremos.
El caso es que la gran mayoría de nosotros (agencias y marcas) estamos dando los primeros pasos dentro del llamado Metaverso y que, por el momento, lo estamos haciendo de una forma muy parecida a lo que es el gaming: entramos, creamos entornos, jugamos un rato y salimos. No hay una extensión real de nuestra vida física. Para que eso ocurra deben cumplirse dos factores:
El primero, relacionado con factores puramente de estructura: mayor acceso a 5G para conectarnos al Metaverso y disfrutarlo sin fricciones, disponer de gafas de VR para vivirlo de una forma más “real”…
El segundo, relacionado con el desarrollo del contenido. Es decir, cómo las marcas van a sostener su presencia en el Metaverso para que no sea una acción puntual y, en lugar de eso, inviertan en crear contenido constante en el Metaverso como lo hacen en la vida real. Con un coste por oportunidad sostenido en el tiempo.
Y aquí es donde se plantea la cuestión: son muchas las marcas y agentes que están ya apostando por entrar en el entorno, por innovación, por experimentación. La diferencia será si la estrategia está pensada para el corto o el largo plazo; si está pensada como una decisión de negocio o para la redacción de la nota de prensa.
Publicación realizada por Alba Sala para LaPublicidad